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Suecia y Finlandia, más cerca de entrar la OTAN: ¿por qué habían sido neutrales hasta ahora?

Hoy Turquía anunció  que levanta su veto para la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica

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La intención de Suecia y Finlandia de adherirse a la OTAN pone fin a décadas de neutralidad internacional, misma que tiene orígenes muy diferentes en los dos países, pero que ahora puede romperse como consecuencia del temor a Rusia tras la invasión a Ucrania.

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El anuncio de Suecia y Finlandia sobre su postulación para entrar a la OTAN dio un giro histórico en la política de imparcialidad de estas dos naciones. Durante décadas -siglos, en el caso de Suecia- estos dos países se han mantenido alejados de cualquier conflicto o alianza militar, incluso en los momentos más tensos de la Guerra Fría.

No obstante, la invasión de Rusia a Ucrania ha levantado los temores en estas dos naciones, hasta el punto de poner fin a su neutralidad para adherirse a la OTAN. ¿De dónde proviene esa política?

El fin de la guerra con la URSS marcó la neutralidad finlandesa

Las causas de la neutralidad sueca y finlandesa son distintas. En el caso de Finlandia, esta postura surgió tras la Segunda Guerra Mundial, después de enfrentarse a la Unión Soviética en la Guerra de Invierno.

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Esta operación militar soviética, lanzada en noviembre de 1939, tuvo el objetivo de conquistar toda Finlandia, pero fracasó estrepitosamente por las condiciones climáticas, los errores en el mando soviético y la tenaz resistencia finlandesa. En marzo de 1940, se llegó a un armisticio y, aunque Rusia logró obtener hasta el 10% del territorio finlandés, su imagen militar quedó muy dañada.

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Una circunstancia que alentó que Adolf Hitler lanzara la 'operación Barbarroja' en 1941 contra Iosif Stalin. Un plan de invasión que contaría con el apoyo de Finlandia. Desde Helsinki se planteó que si se atacaba a Rusia de forma conjunta con los alemanes, se podrían recuperar todos los territorios perdidos. Y así fue en un principio. Finlandia reconquistó todo lo perdido un año antes y logró su objetivo.

Sin embargo, para el final de la contienda mundial este país nórdico volvió a perder estas regiones, aunque logró mantener su independencia gracias a que a última hora se alineó en favor de los aliados.

Su autonomía política y económica respecto a la URSS pudo conservarse gracias al compromiso de convertirse en un país neutral que no se viera involucrado en ningún conflicto ni alianza militar. Finlandia pudo mantener relaciones cordiales con los dos bloques incluso en los momentos más tensos de la Guerra Fría.

Sin embargo, tras la caída de la URSS lo acordado venció. Y aunque desde este país nórdico se apostó por continuar con esa neutralidad teórica, en la práctica se abandonó cuando la nación ingresó a la Unión Europea en 1995.

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Líderes de la OTAN posan durante la firma de un memorando en el que Turquía apoya la adhesión de Finlandia y Suecia a la alianza militar (AP)

Una neutralidad proveniente del siglo XIX

La neutralidad sueca viene desde las guerras napoleónicas de principios del siglo XIX. Suecia tuvo numerosas pérdidas territoriales tras este conflicto, por lo que, tras este fracaso, optó por una política que fomentase la neutralidad exterior ante futuras guerras.

Una cuestión que se ha cumplido desde Estocolmo a pesar de los constantes enfrentamientos bélicos sucedidos en el continente europeo en el transcurso del siglo XX.

Su momento más crítico quizá fue durante la Segunda Guerra Mundial, donde Suecia consiguió mantenerse neutral a pesar de los constantes desafíos lanzados por la Alemania Nazi.

Es importante señalar que, en este periodo, Suecia tuvo que ceder en varios momentos a las exigencias nazis para evitar una invasión alemana y la entrada en la guerra. Aunque Estocolmo jamás se vio obligada a desplegar tropas, sí que permitió que soldados nazis atravesaran sus fronteras para realizar operaciones militares en Noruega.

La victoria aliada hizo que Suecia volviera a una neutralidad más formal, aunque desde Estocolmo nunca se ocultaron las simpatías preferenciales hacia el bloque occidental. Pero lo cierto es que, a diferencia de Finlandia, donde prácticamente se impusieron unas relaciones exteriores neutrales para evitar una agresión de la URSS, en Suecia si hubo una voluntad real de ser un país alejado de la carrera armamentística que se vivió durante gran parte de la Guerra Fría.

Tras la caída de la Unión Soviética, Suecia comenzó un proceso de desarme que duró hasta finales de la década de los 2000, cuando esta nación comenzó a invertir de nuevo en material militar. Esto fue especialmente notable a partir de la anexión de Crimea en 2014 por parte de Rusia, debido a un temor a futuras acciones de Moscú. Suecia, además, reinstauró el servicio militar obligatorio entre sus jóvenes y comenzó a colaborar de forma más estrecha con la OTAN, hasta convertirse en un aliado preferencial de esta organización.

Un giro histórico por la Guerra de Ucrania y el papel de Turquía

Es en este contexto en el que los dos países decidieron postularse a entrar en la OTAN. Algo que supone un duro golpe para el Kremlin, ya que precisamente uno de los factores que llevaron a la invasión de Ucrania era la amenaza que suponía para Moscú el avance de la Alianza Atlántica hacia el este.

Apenas tres meses después del inicio de la guerra, Rusia puede ver como dos países más se quieren sumar a la organización, uno de los cuales comparte más de 1.300 kilómetros de frontera.

Lo que antes significaba un impedimento no lo es más, pues hoy Turquía anunció que levanta su veto para la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica.

Esto allana el camino para que los dos países nórdicos se conviertan en los socios 31 y 32 de la organización defensiva. El pacto se firmó en Madrid después de una reunión de cuatro horas 'vigilada' por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Turquía bloqueaba hasta ahora la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN porque consideraba que ambos países apoyaban a organizaciones terrorista kurdas.

Con información de France24, 20 minutos y EFE.

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