El presidente estadounidense, Joe Biden, llegó este sábado a Alemania, donde participará en la cumbre del G7 con aliados clave de su país para discutir sobre su frente unido ante Rusia y los problemas de la economía mundial. Biden voló en avión desde Washington a Múnich y luego se trasladó en el helicóptero Marine One hasta la sede de la cumbre, en el castillo de Elmau. Su primera reunión bilateral durante su estadía de tres días será el domingo con el canciller alemán Olaf Scholz. Biden y los líderes del G-7 tienen la intención de anunciar un veto a las importaciones de oro de Rusia, este metal es la segunda mayor exportación de Moscú, después de la energía. Posteriormente el mandatario estadounidense participará la semana próxima en una cumbre con líderes de los 30 países de la OTAN, en Madrid. Joe Biden es recibido por el primer ministro estatal de Baviera, Markus Soeder, a su llegada al aeropuerto Franz Josef Strauss de Múnich, en Alemania (AFP) El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, va a tomar la palabra por video a los asistentes de ambas cumbres. Este viaje tiene lugar en "un momento clave para la solidaridad transatlántica", estimó el jueves John Kirby, que coordina la comunicación de la Casa Blanca en las cuestiones estratégicas. Tanto en el G7 como en la OTAN, "van a ver claramente cómo la intención del presidente, desde el inicio, de revitalizar nuestras alianzas y nuestras asociaciones nos permitió estar presentes" para "que Rusia rinda cuentas" por su invasión de Ucrania, prometió Kirby. Joe Biden también quiere, según Kirby, demostrar a sus aliados que hacer frente a Rusia y China son objetivos complementarios y no opuestos. Washington se puso tres grandes objetivos para el G7: aumentar aún más la presión sobre Rusia, hacer propuestas concretas para responder a la disparada de los precios de la energía y la alimentación, y lanzar una asociación sobre las infraestructuras de los países en desarrollo.