Heraldo USA > actualidad

Necesaria la visión de las mujeres en las ciencias médicas

No sólo por equidad de género, sino por perspectiva, hay aspectos de la salud de las mujeres que los hombres no notan

Compartir este artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email

Como buena científica, Magdalena Sevilla hace de las preguntas parte de la conversación. “¿Sabía que, hay evidencia de que algunos tratamientos, por ejemplo para el VIH que por muchos años se enfocaron únicamente en hombres, no funcionan en mujeres? porque nunca consideraron el ciclo menstrual”.

Publicidad

Con este ejemplo, la investigadora en ciencias médicas sustenta que se necesitan hombres y mujeres con una perspectiva de género complementaria, global e integral para que la ciencia y sus beneficios sean para todos.

“Como mujeres aportamos el hecho de ver las cosas desde una perspectiva que nunca antes se había visto o que estaba limitada pero no es un trabajo exclusivo de las mujeres, ayuda que haya diversas visiones y se haga sinergia con otras”.

Luego de formarse como nutrióloga en la Universidad de Guadalajara y estudiar la maestría y el doctorado bajo el Programa en ciencias médicas, odontológicas y de la salud en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Magdalena Sevilla González tuvo la oportunidad en 2019 de incorporarse como investigadora postdoctoral y actualmente ya como instructora en la Universidad de Harvard y en el Hospital General de Massachusset, donde labora.

Publicidad

Con el apoyo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Heraldo USA conversó con esta destacada mexicana, quien está llevando a cabo investigaciones sobre la diabetes, tipo 2, enfocada al estudio de metabolitos, proteínas y expresión genómica en grupos muy grandes de poblaciones para poder identificar moléculas que se asocian al riesgo de diabetes.

Publicidad

El aporte que busca dar a través de la ciencia es la democratización de la salud al incorporar bases de datos lo más diversas posibles.

“Estos estudios al ser muy caros se han enfocado en poblaciones que los pueden pagar y hay una brecha muy grande entre quienes pueden pagarlos y quienes no. Los resultados de esas poblaciones es diferente a la población en la que yo crecí. Los resultados de esos estudios basados en poblaciones -grandes en número pero en un perfil muy diferente- no reflejan ni sirven necesariamente a toda la población”, precisa.

“El aporte que busco es poder hacer un cambio, que los estudios para esas poblaciones sean más equitativos, por eso creo que hacen falta más investigadores como yo de forma global porque también entiendo que si no tienen información de qué tan diferentes somos (en otros países donde se están realizando los estudios) pueden creer que los resultados aplican para todos solo por ser un grupo grande pero no es así y puede impactar en la forma en que tratamos a nuestros pacientes”.

“Yo sé que somos muy diferentes. Empecé estudiando bases de datos de mexicanos, pero cada vez trato de incorporar bases de datos lo más diversas posibles”, apunta la investigadora.

La ciencia no es ni debe ser elitista

Abordar algunos de los mayores retos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible —desde la lucha contra el cambio climático hasta la mejora de la salud— pasa por sacar partido de todos los talentos disponibles. Esto significa que necesitamos que más mujeres trabajen en estos ámbitos, señala Naciones Unidas en torno al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Magdalena Sevilla González relata que comenzó a interesarse en la ciencia durante el tercer semestre de su licenciatura en nutrición gracias a la materia de seminario de investigación, “me interesó y vi la investigación como una oportunidad increíble para generar conocimiento”.

En su experiencia -recalca- ciertamente el camino no fue fácil. “Terminando la licenciatura seguí interesada en la investigación” pero los recursos económicos eran limitados al provenir de una familia grande de 15 integrantes y de padre maestro albañil.

“Soy la menor y conté con el apoyo de mis hermanos, gracias a ellos pude costear el posgrado en la UNAM donde inicialmente realicé una maestría. Algo que cambió mi vida fue que durante la maestría tuve la oportunidad de ir a una estancia académica en la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts que es donde actualmente trabajo; decidí continuar con el doctorado en la ciudad de México aunque fue muy complicado, en parte por la brecha de género”.

Para esta investigadora que ha publicado ya un libro y diversos artículos científicos, en el ámbito de la ciencia falta mucho por hacer en dos sentidos, en aportes y que sus resultados sean para todos y en allanar el camino para que más mujeres puedan dedicarse a la ciencia.

“Definitivamente la ciencia no es elitista. El conocimiento puede llegar de cualquier persona, el conocimiento puede llegar de un alumno, de una persona curiosa que se pregunta cosas, esa curiosidad es la que puede ayudar a resolver problemas que pueden parecer muy complejos y hombres y mujeres, cada quien tiene sus propias preguntas por resolver”.

“Las mujeres tienen un enfoque diferente, los hombres tienen un enfoque distinto y lo que necesitamos es que la ciencia nos ayude a todos y no solo a un grupo que ve las cosas de una sola forma, la ciencia tiene que beneficiarnos a todos”, recalca.

En su experiencia, fue necesario salir de México porque en su momento no encontró oportunidades de desarrollo. “Mi futuro no estaba aquí. Definitivamente en México navegar en un ambiente académico médico fue complicado para mi por tres razones fundamentales: ser mujer en primer lugar; no ser médico (soy nutrióloga y hay una marcada división de carreras) y tercero, no provenir de un “linaje” del ramo médico”.

Si bien Magdalena reconoce que no necesariamente su experiencia refleja la realidad de todas las mujeres mexicanas que buscan desarrollarse en la ciencia ya que hay avances en las instituciones en materia de equidad de género, sí considera que la ciencia es un sector en el que todavía se privilegia al género masculino.

“Me encantaría decir lo contrario, sí reconozco que cada vez se está tratando de aminorar este sesgo y disminuyendo esa brecha pero aún falta. Veo cosas diferentes en mis colegas masculinos: crecen exponencialmente en parte porque sus decisiones tanto científicas, personales y afectivas son menos cuestionadas, si te casas o no, si tienes hijos o no, con quien te relacionas y eso debe cambiar para poder decirle a todas las niñas que quieren ser futuras científicas que hay un lugar para ellas”.

Creo necesario hablar de esa brecha de género pero con un tono de optimismo, decir que el mundo es diferente al de hace 5 años y que hoy hay cada vez más oportunidades pero debemos seguir mejorando el sistema para que sea un camino fluido para que cuando una jovencita hable en un círculo científico, sus opiniones puedan ser contadas igual que las de un hombre, concluye nuestra connacional.

Temas relacionados

Publicidad

Publicidad

Publicidad