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Meghan Markle hizo enfurecer a la reina Isabel el día que se casó con Harry con esta grosería

A pesar de que la Reina Isabel II modernizó muchos aspectos de la monarquía a lo largo de su reinado de 70 años, hubo momentos en los que las tradiciones de la realeza prevalecieron

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Instagram: theroyalfamily

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La boda de Meghan Markle y el príncipe Harry en mayo de 2018 fue un evento que acaparó a los titulares de todo el mundo. Sin embargo, no solo los ojos del público estaban sobre los novios. También la familia real, particularmente la reina Isabel II, observaba atentamente los detalles de la ceremonia. Aunque la Reina había sido una monarca que modernizó muchos aspectos de la corona durante su reinado de más de 70 años, hubo ciertos momentos en los que su tradicionalismo salió a relucir. Uno de estos momentos ocurrió el día de la boda, cuando Meghan, en un gesto que muchos consideraban rompedor, hizo enojar a la Reina con su elección de velo y vestido.

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La sorpresa de la Reina con el velo y el vestido blanco.

Según el autor real Tom Bower, en su libro Revenge (2022), la Reina Isabel expresó sus preocupaciones sobre las elecciones de Meghan Markle para su boda. Uno de los puntos que provocó su desaprobación fue el hecho de que Meghan, siendo una mujer divorciada, decidió usar un velo de novia tradicional. Para la Reina, la decisión de Meghan Markle de cubrir su rostro con un velo de 16 pies de largo fue un gesto difícil de entender, especialmente porque esta era la segunda boda de la Duquesa. En la tradición de la monarquía británica, las novias generalmente optan por evitar el uso de un velo si no son vírgenes, como en el caso de Camilla, quien en su boda con el rey Carlos en 2005 también optó por no llevar velo, por haber estado casada anteriormente.

El velo de Meghan, creado por la diseñadora Clare Waight Keller de Givenchy, fue una pieza impresionante que representaba la flora de los 53 países de la Commonwealth, una clara muestra de modernidad y diversidad. Según Keller, el velo debía ser “atemporal”, pero al mismo tiempo, refleja la modernidad de la época. Sin embargo, para la Reina, el uso de tal símbolo de pureza y castidad por parte de una mujer que ya había sido casada previamente resultaba inapropiado.

La reacción de la Reina y la comparación con Wallis Simpson

Además de su desconcierto por el velo, la Reina también cuestionó la elección de Meghan Markle de vestir un vestido blanco. Para Isabel II, la decisión de la Duquesa de vestir con este color, que históricamente se asocia con la virginidad y la pureza, resultó excesiva para una mujer divorciada. Lady Elizabeth Anson, prima de la Reina y amiga cercana, reveló en su libro Mi madre y yo que la monarca consideró que el vestido de Givenchy era “demasiado blanco” y que no era apropiado para alguien que se casaba por segunda vez en la iglesia.

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A su vez, el príncipe Felipe, esposo de la Reina, también mostró reservas acerca de Meghan Markle. Comparaba la situación con la de Wallis Simpson, la divorciada estadounidense por la que el rey Eduardo VIII abdicó en 1936. Según varios informes, el príncipe Felipe era uno de los pocos miembros de la familia real que veía con escepticismo a Meghan y sentía que la historia se repetía de manera incómoda.

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Los problemas previos a la boda y el comportamiento de Meghan

A lo largo de la planificación de la boda, hubo otros momentos de tensión que no hicieron más que aumentaron la preocupación de la Reina. Uno de los principales fue el distanciamiento de Meghan Markle con su propio padre, Thomas Markle. Según fuentes cercanas, la Reina estaba molesta por el hecho de que Meghan no hubiera resuelto su relación con su padre antes de la boda, y que Harry, además, no lo conociera aún. En sus memorias, Harry confesó que la Reina se preocupaba profundamente por este asunto, y aunque rara vez intervenía directamente, le sugirió a la pareja que resolviera los problemas familiares antes de que fuera demasiado tarde.

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Harry y Meghan Markle

Otro incidente significativo involucró la elección de Meghan Markle de una tiara para la boda. Aunque la Reina le había ofrecido acceso a su impresionante colección de tiaras, Meghan parece haber tenido una actitud algo distante con Angela Kelly, la amiga cercana y confidente de la Reina encargada de gestionar las joyas reales. Según informes, la actitud de Meghan durante la prueba de las tiaras fue percibida como grosera por Kelly, quien no estaba acostumbrada a que alguien cuestionara sus decisiones. Este conflicto alimentó aún más las tensiones dentro del palacio, y algunos observadores reales notaron que la Reina parecía visiblemente seria y contrariada durante la ceremonia.

El distanciamiento posterior y las tensiones con la familia real.

A pesar de estos conflictos, la Reina siempre mantuvo una fachada de apoyo hacia su nieto Harry, aunque, según fuentes cercanas, estaba profundamente herida por la actitud de los Sussex hacia la monarquía. La salida de Meghan y Harry de la familia real en 2020 y su posterior entrevista con Oprah Winfrey en 2021 solo empeoraron las cosas. Según se informa, la Reina se sintió agotada por todo el caos que generaron los Sussex y, aunque amaba a Harry, no podía aprobar la manera en que él hablaba de la institución que ella había dedicado su vida a preservar.

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Diana Rivero

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