Mexicanos pagaron "viajes VIP" para llegar a EU y murieron junto con 54 migrantes en tráiler en Texas

La historia de Pablo Ortega y Julio López comenzó con la promesa de un viaje sin contratiempos ni peligros que los llevaría a Estados Unidos

44888.jpg

Compartir este artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email

Pablo Ortega y Julio López eran dos inmigrantes mexicanos que estaban en busca del sueño americano y como tantos otros de sus connacionales que buscan cruzar a los Estados Unidos, ambos pagaron a los famosos "polleros" para que los pasaran del otro lado de la frontera, con la diferencia de que esta vez pagarían un "extra" para tener un "viaje VIP" hacia el país norteamericano.

Publicidad

Los contrabandistas les ofrecieron cervezas de cortesía, casas seguras con videojuegos e incluso una semana en un rancho dedicado a actividades de cacería, por lo que, sin dudarlo, pidieron prestados algunos miles de dólares para asegurar lo que les habían prometido como un trayecto cómodo para evitar peligros en los cruces fronterizos ilegales.

Ni Pablo ni Julio imaginaban que el 27 de junio de 2022, oficiales de inmigración encontrarían sus cuerpos sin vida y hacinados en la caja de un tráiler en Texas junto a 60 migrantes más, la mayoría de ellos de nacionalidad mexicana, pero también provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Casi todos, incluidos Ortega y López, murieron bajo el sofocante calor, en una de las tragedias del contrabando de personas más letal registrada en la historia de Estados Unidos. Apenas 16 pudieron salir con vida del vehículo que circulaba sin ventilación, sin agua y a casi 40 ºC de temperatura. Entre los fallecidos también se encontraban menores de edad.

Publicidad

Sus viajes, reconstruidos por la agencia Reuters a través de decenas de mensajes de texto, fotos y videos con sus familias, brindan una ventana al mundo del tráfico de personas: un comercio de miles de millones de dólares que se vuelve cada vez más mortífero.

Publicidad

44898.jpg
Foto: AP

Viajes VIP, la promesa que engancha a inmigrantes

A medida que los controles más estrictos conducen a los migrantes a mayores riesgos, los expertos aseguran que los contrabandistas venden cada vez más rutas con altos costos que anuncian como “seguras”, “especiales” o “VIP”. Se trata de opciones que generalmente prometen transporte en lugar de caminar por el desierto, así como estadías más cómodas.

Mientras que Ortega acordó pagar 13 mil dólares, López pudo juntar 12 mil, según relataron sus familiares. Un costo muy por encima del promedio de 2 mil a 7 mil dólares para los migrantes mexicanos, según datos del gobierno mexicano de 2019.

A ambos se les dijo que viajarían solos o en pequeños grupos. Otra víctima, Jazmín Bueso, una hondureña de 37 años, también pagó el viaje más costoso, dijo su hermano a la prensa.

Ortega era un joven de 19 años que un día de mayo partió de su casa en Tlapacoyan, un pueblo montañoso en el estado de Veracruz, con destino hacia los Estados Unidos. Su novia estaba recién embarazada y Ortega estaba decidido a llegar a Florida, donde vivía su madre. Allí podría ganar dinero para enviar a casa para el cuidado de su hijo y ahorrar para construir una vivienda.

Por otro lado, López partió el 8 de junio de Benito Juárez, en Chiapas. Era trabajador de un aserradero de 32 años que esperaba enviar dinero a casa para los cuidados del autismo del menor de sus tres hijos.

"No vas a pasar en el desierto (...) tú no vas a pasar nada de peligro", recordó Adriana González al escuchar que el contrabandista le decía a su esposo por teléfono antes de irse. "El viaje que tú tienes es garantizado, 100 por ciento seguro".

44897.jpg
Foto: Reuters

El último de sus viajes

Mientras que los familiares de Ortega tuvieron que vender una casa rodante y joyas para pagar por una ruta "más segura" evitando el desierto y cruzando el Río Bravo, López viajó a Matamoros y se quedó en una pequeña casa de cemento con otros dos inmigrantes.

Durante las siguientes dos semanas, Ortega envió fotos y videos desde una casa espaciosa y bien decorada donde jugaba videojuegos y los contrabandistas lo invitaban a comer pizza y cerveza, todo mientras esperaba que disminuyera la presencia de la patrulla fronteriza.

Su madre recuerda haberle advertido que no se subiera a un tráiler lleno de gente: “Se acabará el aire”, le dijo en una videollamada.

Después de una serie de peripecias y de una larga espera, ambos lograron cruzar a los Estados Unidos después de que sus primeros intentos fueran interceptados por agentes de migración y enviados de regreso a México.

El 21 de junio, López hizo una última llamada para alertar a su familia que los contrabandistas pronto confiscarían su teléfono. Estaban a punto de llevarlo a otro rancho donde esperaría un par de días antes de pasar de contrabando por un puesto de control interior camino a San Antonio.

44896.jpg
Foto: Reuters

Al día siguiente, Ortega, todavía en su casa de Texas, le dijo a su mamá que estaba empezando a preocuparse por la cantidad de inmigrantes que llegaban. “Ya somos un montón de personas”, escribió y ahí terminó la comunicación.

A las 2:50 pm del 27 de junio, un tráiler atravesó un puesto de control del gobierno de los EE.UU. cerca de Encinal, Texas, 40 millas al norte de Laredo, según corroboró una fotografía de videovigilancia.

Justo antes de las 6:00 p. m., un trabajador en un área industrial en las afueras de San Antonio, más de 100 millas más al norte, escuchó un grito de auxilio, al que siguió hasta un tráiler abandonado junto a una carretera. Ahí, funcionarios locales se encontraron con los cuerpos de cerca de 52 migrantes, aunque con el paso de los días, el número de víctimas fue aumentando.

Durante más de una semana, los traficantes de López alimentaron las esperanzas de su familia de que todavía estaba vivo hasta que finalmente su familia lo identificó a través de fotografías el 5 de julio.

La mamá de Ortega, temiendo lo peor, llamó a los contrabandistas más de 30 veces para tratar de confirmar que su hijo estaba vivo. Bloquearon su número. Cuando la mujer viajó a San Antonio para identificar el cuerpo de su hijo, era la primera vez que lo veía desde 2014.

Con información de Reuters

bnaj

Temas relacionados

Publicidad

Publicidad

Publicidad