Hermanos mueren abrazados en el desierto de Arizona; cruzaron la frontera y el coyote los abandonó

Las víctimas se dedicaban a la albañilería y querían trabajar en Estados Unidos para ofrecerle a sus familias una vida mejor

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El pasado 27 de mayo, los hermanos Édgar Mendoza Rodríguez, de 37 años, y Carlos Enrique Mendoza Santiago, de 23 años, salieron de Tuxtepec, Oaxaca, en busca del sueño americano. Sin embargo, seis días después, el traficante que se encargaría de dejarlos en un lugar seguro de Estados Unidos, se comunicó con el papá de ambos, Facundo Mendoza Nolasco, para avisarle que sus hijos se habían quedado en medio del desierto.

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“Me habló una semana después, el 2 de junio, diciendo que uno de mis hijos, Carlos Enrique, se había deshidratado y que no pudo seguir la caminata. Que la ley de la vida así es en el desierto: 'si te quedas, te quedas'. Le pregunté por mi otro hijo, Édgar, y me contestó que tampoco siguió al grupo, que por la cuestión de que vio a su hermano que no pudo, prefirió quedarse”, relató a Milenio.

Desde entonces, Facundo comenzó a buscar el apoyo de las autoridades mexicanas en Estados Unidos para que encontraran a sus hijos, pero no fue sino hasta el pasado martes 9 de agosto, cuando marcó al consulado de Yuma, que le dijeron lo que había pasado con ellos.

“Me dijo la señorita: ‘Le paso a mi jefe para que le explique’. Y yo le dije: ‘¿Pero qué me va a explicar?, ¿Que ya los encontraron?’. Y no me supo decir nada”. El jefe, cuenta Facundo, le preguntó primero cómo se encontraba de salud. “Le dije: ‘Dígame lo que me vaya a decir porque ya estoy preparado. Llevo dos meses y días buscando. Si usted tiene que decirme algo bueno o malo, dígamelo’, le insistí”, dijo a Milenio.

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En ese momento, el hombre que se encontraba del otro lado del teléfono le confirmó que un día antes, a las 7 de la noche, la Patrulla Fronteriza encontró dos cuerpos en medio del desierto y que por las identificaciones que cargaban consigo, habían confirmado que se trataba de sus hijos.

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“El consulado me dijo que, como buena pareja de hermanos, los encontraron abrazados. También por eso aseguran que son Édgar y Carlos Enrique”, declaró a Milenio.

Pide ayuda para repatriar los cuerpos

Facundo también pidió al gobierno de México que le ayude a repatriar los cuerpos de sus hijos para poder sepultarlos en su tierra natal. Édgar tenía cuatro hijos, Josué, Gadiel, Caleb e Ingrid, mientras que Carlos Enrique tenía dos, Cirilo y Manuel, además, su esposa tiene cinco meses de embarazo.

“Le pido al Presidente, al gobernador o la dependencia que me oiga, que me den una visa para poder ir a buscar a mis hijos. Necesito ir por ellos y sepultarlos en su tierra de origen”, relató a Milenio.

Apenas el pasado 27 de junio, otros dos hermanos originarios de Tuxtepec, fueron encontrados en el desierto. Los abandonaron en la caja de un tráiler en San Antonio, Texas. Mariano murió, Begaí permanece delicado.

abc

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