La verdadera historia de Juan Soldado, el milagroso santo de los migrantes acusado de asesino

Te contamos quién fue Juan Castillo Morales, mejor conocido como Juan Soldado, y dónde se encuentra su tumba venerada por aquellos que buscan cruzar a los Estados Unidos

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Es común que entre la comunidad latina existan varias creencias y cultos religiosos alrededor de santos populares, a quienes se les atribuyen milagros e incluso son considerados como protectores y guías espirituales.

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Entre ellos destacan Jesús Malverde, el santo de los 'narcos', y la Santa Muerte, pero también un personaje cuya historia se ha vuelto mito y leyenda. Hablamos, desde luego, de Juan Soldado, conocido como el santo de los migrantes.

El asesinato de la niña Olga Camacho

El cronista Juan Garibay relata que Juan Castillo Morales era un soldado originario de Oaxaca que el 13 de febrero de 1938 se encontraba en la jefatura del cuartel en el callejón Z entre la segunda y tercera, casi esquina con la F en Tijuana, Baja California.

A esta ciudad fronteriza también habían llegado los padres de la niña Olga Camacho, Aurelio y Feliza, desde Mexicali, quienes estaban en busca de mejores oportunidades de vida. El papá trabajaba como cantinero en el Foreign Club, un famoso casino en la avenida Revolución, la principal calle de la ciudad con bares y sitios recreativos.

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Sin embargo, las vidas de esta familia y de Juan Castillo Morales cambiaron para siempre aquella tarde de febrero, cuando Olga, de ocho años, salió a comprar carne para la cena.

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Foto: Club de Pensadores Universales

Cuando la niña tardó más tiempo de lo habitual en regresar, su mamá comenzó a buscarla preocupada. Le preguntó al tendero de los abarrotes La Corona si había visto a su hija y éste le contestó que había comprado la carne y se había ido. Pero Olga nunca volvió a su hogar.

Fue hasta el otro día que una vecina encontró el cuerpo de la menor, según cuentan las versiones, gracias a una visión en la que la Virgen María le reveló el rostro de la niña y le dijo que la buscara en una construcción abandonada. Fue así que la mujer fue a dar a un garaje abandonado que se encontraba cerca del cuartel militar de la zona y a dos cuadras de la casa de los Camacho.

Otra versión describe que la niña fue encontrada por unos niños que jugaban en la calle y que en algún momento se acercaron al depósito. De acuerdo con el reporte del acta de defunción de Olga, se consigna que murió el 13 de febrero de 1938 a las 19:00 horas aproximadamente, víctima de homicidio y abuso sexual.

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Foto: SciELO México

¿Quién fue Juan Soldado y dónde está su tumba?

El asesinato de Olga provocó la indignación y el enojo entre los habitantes de Tijuana, quienes se manifestaron los días 14 y 15 de febrero, según narra la autora Débora R. Sánchez Guajardo, en la edición 'Relatos e Historias en México'. Se estima que cerca de mil quinientas personas fueron parte de una protesta para exigir justicia por la niña y hallar al culpable del crimen.

El escritor Paul J. Vanderwood, autor del libro 'Juan Soldado: violador, asesino, mártir y santo', describe que ese fatídico 13 de febrero el soldado raso "Juan Castillo Morales fue hasta su casa y pidió a su esposa que lavara la ropa ensangrentada" de uno de sus superiores, pero en el trayecto, sus ropas también se mancharon de sangre, hecho que fue suficiente para inculparlo de la desaparición y posterior asesinato de la niña Olga.

Otras versiones apuntan que Juan Morales lo confesó todo a su mujer y que fue ella quien reportó el crimen contra la niña Olga a la policía. De cualquier modo, lo que es un hecho es que Juan Morales se convirtió en el blanco del odio de cientos de tijuanenses enfurecidos y una turba buscó lincharlo, pero en ese momento el ejército lo salvó.

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Foto: Club de Pensadores Universales

Se dice que en las investigaciones incluso participó un agente del FBI, Ed Dieckmann, jefe de dactilografía del condado de San Diego, quien certificaría la culpabilidad del soldado a partir de evidencias biológicas y la confesión de Morales. Sin embargo, el destino de Juan Soldado ya estaba sellado.

Sin un juicio de por medio, el propio ejército lo sentenció a la ley fuga, condenándolo a morir por fusilamiento en el panteón de Tijuana. Tenía apenas 24 años.

A pesar de que en ese momento todo mundo parecía convencido de su culpabilidad, tiempo después se empezó a cuestionar el proceso en su contra y hay quienes consideran que el soldado fue solo un chivo expiatorio utilizado para calmar los ánimos de los pobladores.

De supuesto asesino a santo venerado

Cuenta la historia que el lugar de su muerte fue identificado con una piedra a por alguno de los asistentes al fusilamiento y con el tiempo en el lugar se pusieron más piedras a manera de ofrenda hasta que finalmente los milagros comenzaron y se convirtió en un sitio de culto para los feligreceses.

Juan Castillo Morales pasó a ser Juan Soldado y actualmente su tumba es una de las atracciones principales del panteón municipal de Tijuana. Ahí, decenas de personas que buscan pasar a Estados Unidos le piden favores, le ofrecen flores, veladoras y fotografías de quienes lograron cruzar del otro lado y obtener la residencia, convirtiéndose así en el santo patrono de los migrantes.

Sus fieles están convencidos de que si lograron llegar al país norteamericano es porque le rezaron al soldado caído y él respondió a sus oraciones.

Vanderwood considera que la historia del soldado convertido en santo es el reflejo de un México que ha sido castigado de múltiples formas a lo largo de su historia, por lo que canonizar a un hombre que fue víctima del poder y de la corrupción es para los desprotegidos y desamparados, una manera de sanar un pasado lleno de injusticias.

Mientras tanto, la tumba de la pequeña Olga, que fue pasada al panteón número dos de Tijuana, poco a poco fue quedando en el olvido y actualmente se le conoce como la tumba de la niña olvidada.

bnaj

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