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Lula da Silva: Caída y ascenso del nuevo presidente de Brasil

Luiz Inacio Lula da Silva, quien ascendió de la pobreza a la presidencia de Brasil antes de ser manchado por un escándalo de corrupción, tuvo un regreso espectacular y será el nuevo presidente.

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El líder izquierdista brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ganó el domingo un tercer mandato presidencial en un notable regreso para el primer presidente de la clase trabajadora del país, cuya carrera política lo llevó a pisar la cárcel. El extrabajador metalúrgico nacido de campesinos analfabetos, ha sido la figura más central de la política brasileña durante cuatro décadas y ahora derrotó al extremista y actual presidente Jair Bolsonaro.

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Hace apenas 18 meses, el izquierdista estuvo envuelto en un escándalo de corrupción que dividió a la nación. El disgusto con su Partido de los Trabajadores (PT) impulsó a Bolsonaro a la presidencia en 2018, sin embargo, el conservador vitriólico y divisivo rápidamente perdió popularidad mientras gestionaba una desastrosa estrategia para contener los contagios y defunciones causados por COVID-19, la destrucción ambiental e hizo comentarios criticados como racistas, sexistas y homofóbicos.

"Necesitamos arreglar este país... para que el pueblo brasileño pueda volver a sonreír", dijo Lula durante una campaña incansable en la que recorrió el país y apareció en podcasts populares para atraer a los votantes más jóvenes. Prometió que, bajo su gobierno, los brasileños podrán volver a "comer picanha y beber cerveza" los fines de semana, refiriéndose al popular corte de carne que la alta inflación puso fuera del alcance de muchos.

Los comentarios revelan la renombrada habilidad política y el toque campechano que lo granjearon el cariño de muchos en todo el mundo, y Barack Obama lo calificó una vez como "el político más popular del mundo". El carismático Lula fue el leve favorito a lo largo de una campaña electoral larga y polarizadora. Sin embargo, la elección llegó hasta el final, con Bolsonaro pisándole los talones hasta el final.

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Lula da Silva: El ícono de la izquierda brasileña que estuvo en la cárcel

Lula coronó su doble mandato consiguiendo la sede del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Rio-2016. Su trayectoria política se vio empañada por escándalos de corrupción. Fue reelegido pese al caso del "Mensalao", una millonaria contabilidad ilegal montada por el Partido de los Trabajadores (PT), que cofundó en 1980, para comprar el apoyo de congresistas. Todavía en 2005, Lula apareció en la televisión para una transmisión nacional en la que dijo que fue “traicionado” en dicho caso.

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Terminó igualmente envuelto en la "Lava Jato", la mayor operación anticorrupción de la historia del país, enfocada en una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera estatal Petrobras. La operación avanzó bajo el liderazgo de Sergio Moro, juez del 13º Juzgado Penal de Curitiba. También derivó en la devolución de parte del dinero malversado, detenciones e influyó en el juicio político a Dilma Rousseff en 2016. Lula fue condenado en 2017 a nueve años y medio de prisión por la obtención de un apartamento de una constructora a cambio de contratos públicos, aunque siempre defendió su inocencia.

Estuvo 19 meses en prisión y en 2021 recuperó sus derechos políticos con la anulación de su sentencia por irregularidades procesales. Perdió a un hermano y a un nieto de siete años mientras estuvo entre rejas y vivió en una habitación dentro de la sede de la Policía Federal en Curitiba, donde estuvo encarcelado durante 580 días ."Me quedé tranquilo, preparándome como Mandela se preparó durante 27 años, como Gandhi se preparó toda su vida, para salir de prisión sin rabia", dijo el expresidente.

Lula ha prometido deshacer el legado de Bolsonaro, incluidas las políticas a favor de las armas y las protecciones ambientales debilitadas en la selva amazónica, que han dejado a la nación más grande de América Latina cada vez más aislada en el escenario mundial. Fumador empedernido durante años, Lula fue tratado con quimioterapia por cáncer de garganta en 2011, lo que profundizó su tono de barítono áspero.

Lula moderó su imagen de izquierda en la etapa final de la campaña, cambiando los colores rojos brillantes de su Partido de los Trabajadores por ropa blanca, mientras hacía más referencias bíblicas mientras se acercaba a la creciente comunidad cristiana evangélica de Brasil. Después de perder a su primera esposa por un derrame cerebral mientras estaba en prisión, Lula se volvió a casar el año pasado con la socióloga Rosangela da Silva, conocida como Janja.

mva

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