¿Cuánto TIEMPO debe pasar para incluir a mi familiar fallecido en la ofrenda?

El Día de Muertos es una de las festividades más representativas de la cultura mexicana. Su objetivo principal es honrar a los seres queridos que han fallecido, ofreciéndoles comida, bebida y otros elementos simbólicos en un altar, también conocido como ofrenda. Sin embargo, cuando se trata de incluir a un familiar recién fallecido en la ofrenda, las costumbres varían y suelen surgir dudas sobre cuándo es apropiado hacerlo.

Una de las principales confusiones radica en el tiempo cuánto se debe esperar antes de poner una ofrenda para un familiar que ha fallecido recientemente. De acuerdo con las tradiciones prehispánicas y algunas creencias populares actuales, se sugiere esperar al menos un año antes de incluir a una persona que acaba de partir en la ofrenda de Día de Muertos. Esta costumbre tiene su origen en el Mictlán, el inframundo según la cosmovisión mexicana, donde las almas de los difuntos emprenden un largo viaje para alcanzar el descanso eterno.

¿Por qué esperar un año?

Se cree que las almas de los recién fallecidos necesitan tiempo para pedir permiso y poder “regresar” al mundo de los vivos durante las festividades de Día de Muertos. Según esta tradición, las almas que han fallecido recientemente tienen una labor importante: deben ayudar a guiar a los muertos más antiguos hacia sus ofrendas. Esta creencia ha dado pie a la idea de que incluso en el más allá, las almas más recientes no se libran de realizar una especie de “servicio social” ayudando a los demás.

Los que fallecen el 31 de octubre, por ejemplo, no tienen tiempo suficiente para pedir permiso y asistir a su ofrenda, por lo que se encargan de asistir a otras almas más antiguas en su travesía hacia los altares de sus seres queridos. Este orden y jerarquía en el mundo de los muertos es una de las razones por las que se recomienda esperar al menos un año antes de incluir a un fallecido reciente en la ofrenda.

Otro motivo por el cual se sugiere esperar un año es para evitar que el alma del difunto regrese antes de tiempo. Se dice que si a un recién fallecido se le pone una ofrenda antes de completar su primer año de muerte, su alma podría regresar al mundo de los vivos prematuramente, lo que dificultaría su camino hacia el descanso eterno. Esto se asocia con la creencia de que las almas que no cumplen adecuadamente con su viaje hacia el Mictlán podrían quedar atrapadas en un limbo.

El papel del Mictlán en la tradición del Día de Muertos

La leyenda del Mictlán es fundamental para entender por qué las almas deben esperar antes de regresar a su hogar en el mundo de los vivos. Según la tradición prehispánica, el Mictlán es el lugar donde las almas van después de la muerte y donde deben atravesar nueve niveles para alcanzar el descanso final. Este viaje es arduo y requiere tiempo, lo que explica por qué no es posible que las almas recién fallecidas regresen de inmediato a la ofrenda.

Durante este tiempo, las almas más antiguas son las que pueden disfrutar de los elementos que se les ofrecen en el altar, como la comida, las bebidas, las velas y el incienso. Los recién fallecidos, por su parte, desempeñan un papel de apoyo, ayudando a las almas más antiguas a cargar su “itacate”, que es el paquete simbólico que contiene los alimentos y ofrendas que se les han preparado.

La tradición mexicana del Día de Muertos incluye múltiples capas de creencias, muchas de ellas vinculadas a las leyendas del Mictlán y las costumbres prehispánicas. Según estas creencias, es recomendable esperar al menos un año antes de poner una ofrenda para un familiar que ha fallecido recientemente. Esto permite que su alma complete su viaje hacia el descanso eterno y evite que regrese antes de tiempo, lo que podría dificultar su tránsito por el más allá.

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